Crucero por las islas griegas: Día 3, Rodas

por Isabel

Nuestro tercer día a bordo del Celestyal Olympia fue posiblemente uno de nuestros preferidos. No solo porque íbamos a visitar la preciosa isla de Rodas, sino porque íbamos a tener todo el día para hacerlo. Después de dos días muy ajetreados visitando las islas de Mykonos y Patmos, íbamos a poder disfrutar de un precioso día sin prisas, sin madrugones y con mucho tiempo libre para explorar la isla a nuestras anchas.

Rodas, el hogar del Coloso

Rodas, la mayor de las islas del Dodecaneso, es el lugar ideal para aquellos que buscan relajarse, pasear por ciudades medievales, disfrutar de preciosas playas y, aunque solo queda su recuerdo, visitar el lugar donde se herejía una de las siete maravillas de la antigüedad, un coloso de 37 metros de altura en la bocana del puerto antiguo de Rodas.

Desembarcamos en el puerto de Rodas sobre las 8.30 de la mañana. Pusimos rumbo a la que iba a ser nuestra primera parada del día, la antigua ciudad de Lindos. Durante los 50 minutos que duró el trayecto, nuestra guía nos habló un poco sobre su la historia de la isla y la influencia de numerosas civilizaciones mediterráneas que la invadieron. Además nos contó algunas curiosidades de la isla, ¿sabías que pusieron el nombre de Anthony Hopkins a una de sus playas? ¿o que el ciervo es el emblema de la isla desde que lo introdujeron en la isla para combatir una plaga de serpientes?

Es difícil no ver la Acrópolis cuando llegas a Lindos. Luce majestuosamente en lo alto de una colina de algo más de 100 metros. Para llegar hasta ella, primero tienes que adentrarte en el laberinto de callejuelas de la ciudad hasta llegar a una empinada escalera de unos 500 escalones completamente abarrotada de turistas. La subida lleva unos 10-15 minutos y, aunque también existe la opción de subir montado en burro, es lo suficientemente fácil como para hacerla a pie. En la cima nos esperaban unas vistas maravillosas de la isla, la ciudad y la bahía de San Pablo.

La Acrópolis de Lindos es una antigua fortaleza construida alrededor del año 200 donde encontramos los restos del templo de Atenea Lindia y una estoa helenística de 20 columnas. Como había bastante gente y el tour con la guía era algo lento, decidimos visitarlo por nuestra cuenta. Uno realmente siente que viaja al pasado paseando entre estas espectacular ruinas rodeadas por el mar mediterráneo.

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De vuelta en la ciudad de Rodas, pasamos la tarde explorando el casco antiguo de la ciudad, a la que accedimos por la puerta de Amboise. Quizás la mayor atracción de la ciudad es el Palacio del Gran Maestro de los Caballeros construido en el siglo XIV. Pudimos perdernos entre sus callejuelas de piedra y su paseo marítimo, zona en la que antiguamente se encontraba el gran Coloso de Rodas, una gran estatua del dios griego Helios de más de 30 metros de alto  y que fue destruida por un terremoto en el año 226 A.C.

Al finalizar el tour, sobre las 2 de la tarde, teníamos la tarde libre y, sin pensarlo un segundo, nos dirigimos a la playa que hay justo en el puerto. Estuvimos ahí varias horas disfrutando de las vistas, el clima e incluso ¡me aventuré a nadar! Todo un logro acostumbrada a las altas temperaturas de las aguas de Mallorca.

Sobre las 5 de la tarde, llegaba la hora de volver a subir a bordo del Celestyal Olympia, disfrutar de nuevo de una exquisita cena y poner rumbo a nuestro siguientes destinos, las islas de Creta y Santorini.

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